En Internet podemos encontrar mucha información relativa a las palas de pádel, pero no toda la información es fiable. Gracias a Rafael Tarradas, de Royal Pádel, que hace más de 20 años que fabrican palas de pádel, hemos podido aclarar varios conceptos:
Las medidas máximas de las palas de competición son todas iguales:
El cuerpo de la pala es una combinación de capas de fibra de vidrio y 2 componentes esenciales: polietileno (foam) y caucho (Eva), responsables de la amortiguación y rebote de la pelota en la pala.
Los factores más importantes para elegir nuestra pala de pádel son la absorción y el equilibrio.
La absorción la proporciona principalmente el polietileno (foam). Una mala elección puede provocarnos tendinitis de codo (epicondilitis). Por eso, muchos jugadores que presentan esta lesión escogen palas más gruesas (42 mm).
El equilibrio o balance de la pala tiene que ser neutro y se mide colocando una varilla que atraviese el 1º agujero del cuerpo de la pala. Un mal equilibrio puede provocarnos también una tendinitis de codo.
Las palas de potencia suelen tener forma de diamante. Generalmente, el balance de estas palas está desviado más hacia la punta de la pala para generar mayor palanca en el golpe. El peso se desplaza ligeramente al frente de la pala y hace que esta baje a mayor velocidad en los golpes como la volea. Estas palas de pádel están indicadas para jugadores con buena pegada en la volea.
Las palas de control presentan forma redonda. Esta forma de las palas facilita más el control de la bola. Presentan un balanceo muy centrado. El peso no se desplaza y la zona de pegada o también llamado «punto dulce» es mucho más amplio y sencillo. Indicadas para jugadores de control en fondo de pista.
Las palas con forma de lágrima son una combinación de potencia y control.
El mango de la pala suele ser hexagonal (continental) y tenemos que acomodarlo a las medidas de nuestra mano, colocando uno o varios overgrip. Para ello, se tiene que medir la distancia que hay entre la línea mediana de la palma de tu mano y la punta del dedo mediano, tal y como se ve en esta foto. En este caso son 10 cm. Así tendrás la medida justa que debe tener la empuñadura de tu pala.
Al final, al coger la pala, el puño de tu mano no tiene que cubrir toda la empuñadura de la pala, sino que tiene que quedar justo un vacío como de un dedo.
La suela Clay o espiga es la clásica suela de zapatilla de tenis para tierra batida. En el caso del pádel, las marcas de espiga son más profundas. Esta suela consigue agarrarse mejor a la superficie de la pista sin deslizar. Se aconseja para jugadores más avanzados, con arranques fuertes, en pistas con mucha arena.
Es importante que la zona media de la suela no tenga dibujo. Así obtenemos una buena flexibilidad del pie. Una suela demasiada rígida puede provocarnos esguinces de tobillo.
En cuanto al peso de la zapatilla, es importante no escoger unas zapatillas demasiado ligeras que nos provoquen inestabilidad en la pista. Sobre todo en el caso de los hombres o en personas de complexión fuerte.
La «horma» de la zapatilla (talonera) tiene que ser fuerte y consistente para soportar los giros del talón del pie. Así también evitaremos esguinces de tobillos.
Los factores más importantes a la hora de escoger nuestra zapatilla de pádel son la suela y el peso.
Hay dos tipos de suelas: Clay y Omni.
La suela Omni o multipunto, se aconseja para jugadores principiantes y pistas con poca arena. Permite agarrarse a la pista, pero a la vez un mínimo de deslizamiento.
La suela Clay o espiga es la clásica suela de zapatilla de tenis para tierra batida. En el caso del pádel, las marcas de espiga son más profundas.
Esta suela consigue agarrarse mejor a la superficie de la pista sin deslizar. Se aconseja para jugadores más avanzados, con arranques fuertes, en pistas con mucha arena.
Es importante que la zona media de la suela no tenga dibujo. Así obtenemos una buena flexibilidad del pie. Una suela demasiada rígida puede provocarnos esguinces de tobillo.
En cuanto al peso de la zapatilla, es importante no escoger unas zapatillas demasiado ligeras que nos provoquen inestabilidad en la pista. Sobre todo en el caso de los hombres o en personas de complexión fuerte.
La «horma» de la zapatilla (talonera) tiene que ser fuerte y consistente para soportar los giros del talón del pie. Así también evitaremos esguinces de tobillos.
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